Friday, 23 May 2008

Autobahn

Para viajar de Hanau a Malmö hay que circular unos 800km por la Autobahn en el Volvo de mi padre. Después navegar 40 min en ferry de Alemania hasta Dinamarca y por último cruzar el puente Oresund para ingresar a Suecia.

Autobahn es la famosa autopista alemana donde el mito dice que no hay límite de velocidad. En algunos tramos sí hay. Hubo uno poco de congestionamiento por un accidente, pero lo superamos rápido. Nadie se puso impaciente. Está canchera la autopista, aunque un argentino hubiera quedado más impresionado hace unos anios, antes de los accesos norte, oeste, etc. Se puede circular por todo el país de esta forma, a nosotros nos faltan décadas para que eso pase.

Lo interesante de la autopista a mi entender es:
- que Alemania construyó la primer autopista del mundo, de 19km
- que esta historia se remonta al anio 1920, y
- que Hitler tuvo mucho que ver con su impulso, porque le sirvió para dar trabajo a decenas de miles de personas y también era útil para fines militares; él quería obras que duraran 1000 anios y así de bien se pensaron y se hicieron
Estas y otras cosas están escritas en http://hem.passagen.se/ebbahot/head.htm?k y http://www.hitler.org/artifacts/autobahn/

Acá está Der Fuhrer pegando unas paladas para empezarla y de paso hacer un poco de propaganda:

Pero qué irónico, acá van circulando, ya como prisioneros, soldados alemanes que quizás ayudaron a construirla.


Luego el ferry, que va a Dinamarca y vuelve a Alemania cada 15 minutos. Uno entra con su Volvo pero no puede quedarse en el auto. Así que sube a la cafetería, pide sus bandejas con pollo, fritas, salmón, etc. y otra vez el problema de mi velocidad para comer. Llegamos a destino y la mitad de mi comida estaba sin tocar. Pero bue, tuve que bajar porque si no volvía a Alemania. No me iban a esperar a mí, creo.

Llegamos a casa, Vicky, Johanna y Sara nos esperaban con banderitas, pizza y sidra y también estábamos todos contentos.

Thursday, 22 May 2008

Hanau y la abuela Lore

En esta ciudad cercana a Frankfurt pasamos una noche. Resulta que tengo una especie de abuela ahí y un abuelo Rudolph también. Según mi nueva abuela Lore, Hanau fue una ciudad que los aliados bombardearon y destruyeron completamente casi al final de la segunda guerra. Ella aprendió su inglés trabajando como secretaria cuando llegaron los americanos a reorganizar todo.

Uno de los pocos edificios importantes -o el único- que sobrevivió a las bombas, especie de fuerte o palacio es ahora un museo. El tema me interesó y encontré esta crónica de un soldado aliado, contando su ingreso a Hanau, la desorientación y desesperanza de los alemanes, ya vencidos, y la ayuda de los chicos que los ayudaron a cavar trincheras. Está muy descriptiva, cuenta por ejemplo la comida que comen y el aburrimiento mortal de un soldado, a la espera de que pase nadie sabe qué.

Volviendo al siglo XXI, también están en esta ciudad mis nuevos tíos Rudy y Thomas. Rudy es ginecólogo y tiene un Skoda. Thomas toca en una banda que hace covers de Genesis, fuimos a verlo tocar y la cerveza que nos convidaron era rebuena. Con mucho cuerpo, bien sabrosa, la espuma no era pura espuma sino casi como una crema. Puedo entender que alguien pida cerveza con espuma, si la espuma es como ésta. Nos mencionaron desde arriba del escenario como la gente que de más lejos había venido al recital (no sé si en esa ocasión o en toda la vida de la banda), y yo y algunos aplaudimos.

Acá estamos yo, mi nuevo tío Rudy, mi hermana Karin, mi nueva abuela Lore, mi nuevo abuelo Rudolph y mi viejo. Federico padre. Se nos ve a todos muy contentos.

Y acá, el de la izquierda es el tío Thomas en acción con su guitarra.


A la noche Tulip Inn y a la maniana desayuno bien surtido. Algunas personas que parecían hindúes llevaban cosas de aquí para allá. Después de desayunar salimos para Malmö, Suecia, mi casa por los próximos tres meses.

PD: al sur, a unos 150km está el pueblo o ciudad de Hatzenbuhl. Ahí iré algún día, cubierto de gloria, para que me den las llaves de la ciudad y el reconocimiento que me corresponde.

Wednesday, 21 May 2008

Tres meses no son noventa días

Cuidadito argentino al llegar a Frankfurt. Creí tener derecho a permanecer tres meses en Europa, la madre patria de la que alguna vez recibimos barcos repletos de gente con hambre y ganas de trabajar o de empezar de nuevo. Pero no pensé que tres meses fueran más de 90 días. Son 92. Me lo hizo notar el migraciones, y es demasiado tiempo, así que me deja pasar pero con la promesa de que voy a revisar mi pasaje o pedir una extensión de estadía. Me quedé con ganas de contarle que estoy muy bien en mi país Argentina y no tengo intención de quedarme en el suyo. O de contarle "De igual a igual" de Leon Gieco. Pero ni sé cantar como León ni me salía el inglés con la indignación así que quedó así.

El viaje en TAM super bien y el avión no se cayó. Como yo almuerzo, ceno y desayuno despacito el azafato se aburrió de venir a buscar mi bandeja. El airbus se sacudió un poco luego y yo ahí con mi bandeja pero tampoco cayó nada ahí.

Esta es mi mirada poética desde el cielo

Tuesday, 20 May 2008

Adios Chacarita

Hoy arrancamos, Karin y yo, con pasaje pasaporte y todo. Primero el 65 a Chacarita, segundo la combi a Ezeiza, tercero TAM a San Pablo y Alemania y cuarto y último Volvo hasta Malmö, en el sur de Suecia. Ahí vamos.

Que contraste eh? De las medialunas de La Princesa de Dorrego a los pepperkakor, kötbullar y goodies del Netto.

Acá nos sacamos una última fotito con Marcos y Agus que nos desearon un buen viaje.

Thursday, 8 May 2008

Ventajas de tener un apellido largo dentro de las desventajas de vivir en mi país berreta

Un trámite que debería ser justamente eso -un trámite- se interpone ahora entre mí y el avion que me va a llevar a Suecia, que no es Suiza.

Empecé a gestionar el pasaporte el 15 de febrero, fui inocentemente a buscarlo 40 días hábiles, dos meses después y ahí me entero que el trámite ni siquiera ha empezado, nada, cero, niet, menos que nada.

(Qué habrá pasado? Me imagino mi legajo deslizándose entre otros papeles, hasta caer por atrás del escritorio de una cincuentona tenida, o una ventana que se abre y mi papel que se vuela, o una caja con papeles que se cae de una camioneta que gira demasiado rápido y con la puerta de la caja abierta)

Admito que esto coloca todo en alerta amarilla. Así comienza mi peregrinar, rogando con mi mejor cara por el ansiado pasaporte. Ya fui un par de veces a la cola de reclamos del centro documental de la calle Azopardo, obteniendo poca y nula información, rellenando formularios que ya llené antes, renovando mi esperanza y espantando los temores. Todo esto sucede entre las paredes de la sede de la "policía científica". En fin, Dios dirá.



Por ahora, la suboficial que está ahí cuando uno finalmente llega, ya me reconoce y me dice "ah, el del apellido difícil". La esperanza es lo último que se pierde.